¶162, X. Salud Mental
La Organización Mundial de la Salud define salud mental como “un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”. Desafortunadamente, la salud mental elude a muchas personas en el mundo y resulta en considerable angustia, estigma y aislamiento. Las enfermedades mentales afectan nuestras relaciones pues pueden afectar la manera en la que procesamos información, la forma en la que nos comportamos ante otras personas y nuestra forma de actuar. Consecuentemente, las enfermedades mentales son más temidas que otras enfermedades. Sin embargo, reconocemos que sin importar las enfermedades que padecemos seguimos creados a la imagen de Dios (Génesis 1:27) y nada puede separarnos del amor de Dios (Romanos 8:38-39).
Ninguna persona merece ser estigmatizada por causa de una enfermedad mental. Las personas con enfermedades mentales no son más violentas que las que no las padecen. Sin embargo, es más probable que éstas sean víctimas de más violencia que el resto de la población. Cuando sucede el estigma en la iglesia, las personas con enfermedades mentales y sus familias son victimizadas aún más. Las personas con enfermedades mentales y sus familias tienen el derecho de ser tratadas con respeto por nuestra común humanidad y en base a la información certera. También tienen el derecho y la responsabilidad de obtener el cuidado apropiado para su condición. La Iglesia Metodista Unida se compromete a apoyar leyes que promuevan la compasión, defiendan el acceso al cuidado necesario y erradiquen el estigma dentro de la iglesia y sus comunidades.
De la Disciplina de la Iglesia Metodista Unida-2016. Derechos de autor © 2016 por la Casa Metodista Unida de Publicaciones. Usado con permiso.